mariano7777

EL MENSAJE

                               

Cuando los chimpancés realizan sus danzas rituales en las tormentas, tal vez tenga el mismo sentido que las ancestrales ceremonias del Homo Erectus cuando sepultaba a sus muertos.

Unos fueron póngidos y homínidos  los erectos, y en ambos estaba el germen del miedo o reverencia primitiva a una fuerza superior.

Pero no hubo primates monos que produjeran el cerebro trino de Kant, Descartes, Darwin o Einstein…Estos fueron humanos… homínidos.

El erecto, el neandertal, el cromañón y el sapiens adoraron algo superior que llaman Dios las religiones y el nombre  proviene del antiguo culto de adoración al Sol…De luz…Deis…Dei…

Pero únicamente el último de los homínidos,  el Homo Sapiens Sapiens, indagó en las entrañas del Ser, en las aterrorizantes profundidades de las abisales distancias cósmicas, en las incomprensibles pequeñeces del mundo cuántico y  en los pliegues del relativo tiempo y de la inasible eternidad.

Ya habían pasado los tiempos de chimpancés y erectus; apareció la teoría de la relatividad, la incertidumbre de las partículas, los ordenadores, el gato de Schrödinger, Cantor, los universos paralelos.

Y en el siglo 22, La Máquina de Dios ya fue antigua, las computadoras muy superadas y estaba a punto el viaje a la estrella Alfa-Centauro…En el hombre todos los órganos eran reemplazables, y la microcirugía hacía de tiempo indefinido a la vida del  cerebro, donde reside la identidad y la conciencia.

Entonces llegó desde el cosmos el extraño mensaje; era algo muy superior a cualquier conocimiento humano.

Llegaba con facilidad al más simple de los receptores. Y eso indicaba una notable complejidad y extrañeza en la fuente de emisión.

Superaba las imposibilidades, imaginadas por la ciencia, de las leyes conocidas de la física. Los científicos decían que era “imposible”.

Reverdecieron viejas religiones, surgieron nuevas…Era un mensaje divino?...Era Vox Dei?…

En grupos religiosos más o menos antiguos, más o menos numerosos se conmemoraban contactos físicos con Dios o con los dioses.

Moisés, Mahoma…Griegos y romanos…Los incas…Los egipcios, los mayas y antiquísimos cultos africanos y de la América precolombina…

El mundo entero entro en asamblea permanente. La tecnología más refinada, los cerebros más brillantes, sacerdotes y gurúes…Físicos, ordenadores nuevos y champo lionés.

Todo dispuesto para responder a lo que no se entendía…Todo el ingenio humano más unido que nunca en la historia…Lo intrincado de la misiva cosmica era inentendible para la gente en forma de ecuaciones y lenguaje matemático.

Era alucinante…Era la comunicación con el creador….Era aterrador y era hermoso…

Los fanáticos religiosos lo negaron y las polémicas fueron de un profundo encono. Idolatría dijeron viejos teólogos judíos…Sacrilegio proclamaron sacerdotes y gurúes de diversos cultos.

Pero la cuestión fue convocante para la inmensa mayoría, en un ecumenismo fantástico, sin precedente parecido en el mundo entero. Mientras Stephen Hawkins lo negaba, los científicos por causas diversas, en su gran mayoría fueron participes, aunque mas no fuera por los nuevos adelantos gnoseológicos que esa cruzada prometía.

Tal era el grado de aceptación en el mundo entero, que por razones políticas lo apoyaron en el mundo todo, gobernantes y candidatos de cualquier ideología que esta fuera.

 

 

Científicos explicaron que siendo de tremenda dificultad la accesibilidad al mensaje celeste, tal cual sería de trabajosamente complicada la respuesta.

Y  que la abstrusa replica podría entenderse de alguna manera muy simplificada y tal vez muy arbitraria… Como…”La humanidad saluda a Dios”…”La humanidad busca a Dios”.

Desde que distancia había llegado el fantástico mensaje?... Era cierto el límite de velocidad de la luz en un objeto moviéndose en el espacio?.

Pasada una década y más todavía…Al cabo de un siglo la respuesta llegó contundente…

Y esta vez más sencilla…

Nosotros también lo buscamos…Dijo el mensaje de los seres extraterrestres.

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