Santiago Miranda

Flores como palabras rotas

Intento recoger los restos

De lo que pensé o fue ensoñado por estrellas

Todo polvo sobre pérdida siendo niebla

De ceniza como un velo, que al sol recubre o agita;

Llueve una demoledora luz afuera, es la nostalgia

Desatada en sus propias esquirlas, me he

Escondido en mi refugio contra la suerte

como quien busca una aguja entre las astros, son las hojas

secas del alcohol o el amor; siendo siniestros -sinónimos-

en el otoño del alma que acaece antes de la invernal borrasca

que borrará las marcas en el camino erradas, oscuridad que acuna

a los huéspedes a su cántico y danza, del otro lado del espejo

del otro lado infinito de la moneda o luna, invirtiendo posiciones

demostrándonos nuestro desconocimiento, te seguimos como mares 

Como si fuera por un deber disonante, la caricia cercana al principio

Y luego el golpe, que atraviesa la nuca, escindiendo la escena

Al final, de este, el limite colinda un decir o no, aquello que molesta

Como un loro pretendiendo ser un fénix, quitar la llama que consuma

Apagar la maña con ahogos, más para reparar la herida ser cuidadoso

Con el elemento volcado sobre el vacío propio de los que vienen siendo;

el vivir –y esto es cierto- solo se resuelve convivo con la vida ahí y la sucesión

de salvajes lirios con el campo o manto como un fondo, todo baila ahí, todo tiene

su propio movimiento, cadencia a la que vamos atado devuelta al comienzo; el final

siempre atenta aparecerse pero esta música jamás cesa, el eslabón puja y tira; por eso

alumbra; déjate llevar a la zona, donde las calas y las rosas persisten sobre el tiempo

azucenas y amapolas cantando sobre colores y frescores queridos, los gladiolos al final

del camino que es un cajón, que es un pozo sin río pero no seco así, como si fuera

una cárcel el ser allí encerrado, por el resto de los tiempos renacidos, como si no fuera

otra cosa que madera que temió ser encendida o astilla o semilla que procuró no ser reventada

(dando vida de su vida) antes de tiempo, todo ahora él es material de sueños siguiendo

el ritmo marcado por recuerdos de alegres nostalgia o la pútrida fragancia de las flores junto al          

   [muerto.