Edmundo Onofre

DESCONEXIÓN

DESCONEXIÓN

 

Sentado a la mesa en compañía de amigos, amigas y tantos otros

me desconecto a menudo mirando las cosas...

Hoy, mi vista traspasa

el vidrio limpio del salero...

veo cristales de distintas formas,

de diferentes tamaños;

acumulados en castillo piramidal, 

salados gránulos;

me llevan con su brillo de diamantes a viajar

por playas blancas de arena. Siento el mar:

las tibias olas, la suave brisa,

su color turquesa.

Descanso en balanceadas hamacas,

bebo jugo tropical, llevo sandalias,

florida camisa, sombrero de paja, traje de lino...

Me divierto con todo a su alrededor. Soy feliz.

 

Luego los mismos cristales pintados de cuarzo  

me llevan al desierto...

rayos de sol me doran,

mi piel reseca

la azota viento de arena.

Palpo áspera cara, mis arenosos ojos;

pies se hunden a cada paso

por lo blando que tocan,

obligándome a descansar más de una vez

por la pesadez de mi cuerpo.

Veo espejismos, camellos...

me refresco en paradisíacos oasis.

Duermo, descanso...

sueño con  bellas odaliscas. Soy un sultán...

Durante plena comida, recibo un discreto codazo

de quien está a mi lado...

Vuelvo... despierto.... regreso,

me conecto a  realidad.

Disimuladamente me introduzco

poco a poco en la conversación... opino, discuto...

Me sirvo rápidamente.

No vuelvo a mirar el salero.