Lu-na

Cuando decimos adiós.

Cuando decimos adiós, es fácil comenzar a caminar al lado contrario de la persona que dejamos atrás, es fácil caminar. Lo difícil es guardarte las lágrimas, las palabras, los recuerdos que se atoran en tu garganta, y lo peor, no mirar atrás. 

 

 

Juré que no volvería a mencionar tu nombre con amor, que cada vez que alguien me mencionara tu existencia mi indiferencia sería mi armadura contra nuestro adiós, pero no fue así, solía sentarme a escuchar a nuestros amigos hablar de ti, de lo bien que te fue en la vida, y como dejarme atrás fue la mejor decisión que tomaste. Cada noche pensaba en ustedes, cuál sería su rutina, se cepillaban los dientes juntos, quizá tomaban una ducha o hacían el amor antes de dormir, despertaban y se sonreían el uno al otro, con un beso comenzaban el día mientras yo, me quedaba con un adiós y muchas noches de insomnio.

 

 

Cuando decimos adiós, no basta comenzar a caminar, a veces quien se va es quien sufre más, a veces quien descubre que sobra y tiene que irse, es quien menos quiere comenzar ese nuevo camino, pero lo hace, lo hace porque caminar es fácil, renunciar, es fácil, olvidar, y vivir en el olvido, es lo que realmente duele, lo que mata, cuando decimos adiós.