¿Por dónde comenzar?
Expresarme siempre me ha costado.
Estoy en un punto intermedio,
en una jaula de mi propia mente.
¿Qué es lo que estoy haciendo?
No me reconozco.
Soy una persona distinta, me extraño.
Río poco, como poco, añoro mucho.
Hago y dejo de hacer.
¿Qué es lo que me interrumpe?
¿Qué estoy haciendo?
Me lo pregunto constantemente.
Paso de darme ánimos
al temor latente de ser incompetente,
de renunciar. Y renuncio.
Pocas cosas me quedan ya.
Algunos amigos, algún familiar.
A veces siento que huyen de mí.
Que yo huyo de ellos.
No sé qué estoy haciendo, ¿o sí?
Los alejo.
Soledad a cada paso,
a cada instante.
Sentirme sola.
Sola y enferma.
Sin el valor suficiente para enfrentarme a mí misma.
Creo que me tengo miedo.
Soy severa y soy ausente.
Desaparezco y vuelvo a aparecer.
Me desvanezco.
Me odio y, a veces, intento quererme.
De a poco, de a mucho.
¿Qué importa?
¿A quién le importa?
Luz, incentivo cada día.
Oscuridad en la noche.
Sé que tengo el valor,
el coraje. Pero no me atrevo.
Oscureció.
Otro día más sin cambios aparentes.
Otra noche más.
Mis versos, tal vez,
algún día fueron alegres.
No lo recuerdo.
Deseo que lo sean.
Recátame de mí misma.
Las apariencias,
vida mía, engañan.