Esteban Mario Couceyro

La orilla del mar

Todo comenzó en esa orilla

donde el mar

como las palabras

llegaba

y luego se disolvía en el silencio.

 

Yo sentado frente a él

lo miraba hipnotizado

la bastedad

y ese infinito movimiento

de llegar

para irse

y luego volver.

 

En cada golpe de ola

esas espumas

que dejan la humedad

brillante del mar.

 

Pensaba al ver

en los hechos

de mi vida

y solo huecos encontraba.

 

El mar horadaba

mi alma

en cada golpe

mientras anochecía

en un horizonte naranja

al que regresaban las últimas gaviotas.

 

Me incorporé

y lentamente fui caminando

hacia la costa

hasta que el agua

fue atrapando

mis pies.

 

Al amanecer

el mar

se retiraba

abandonándome

sobre la arena

una vez más.