Edmundo Onofre

CANCIÓN HUMILDE

CANCIÓN HUMILDE


-Hijo mío: ¿Qué deseas...?
que te quiero regalar
sólo cosas duraderas
que no se puedan gastar,
que perduren para siempre
y las sepas tú cuidar
para que así te acompañen
cuando yo no voy a estar.


-Dime pronto, te lo pido,
¡Tú me debes responder!
-Madre mía sólo quiero
que me enseñes a tejer
aquellos mantos de abrigo
que me diste al crecer,
los conozco desde niño
y al momento de nacer.


-No me pidas esas cosas
que tienen poco valor;
yo deseo que te duren
y no cambien de color.
-Pero madre aquellos mantos
están hechos con fervor,
nunca los vi desteñidos,
siempre su vivo esplendor.


-La receta de los mantos
nacieron del corazón
y no sé cómo se tejen,
no lo entiende la razón.
Pero sí que estoy segura:
los tejerás por montón
porque te conozco el alma,
el alma y el corazón.

-Jamás igual a los tuyos:
yo no he sentido dolor,
nunca he percibido el frío
ni el sofocante calor.
-Para tejer esos mantos
no es necesario el rencor,
ni hace falta el egoísmo,
nada más, el dulce amor.


-Madre, a ti muy bien te queda
la simpleza y la humildad.
¡Ahí tienes la receta ! :
tu ilimitada bondad,
todo bien armonizado...
un tanto de caridad,
el amor que has entregado,
y tu infinita humildad.