Nicolas Jimenez

Carta a la ilusión.

Tus ojos brillan y juran fidelidad.

Joven y con carisma ante el alba, no entiendo como fue que le enseñaste a la luna a jugar la copa.

El encanto es tanto que engaña.

En cuatro tinieblas resplandeciste, y en una de ellas soñé que la mutua admiración nos iba a llevar al terror al nuevamente.


Un acertijo esperando ser descifrado, un candado cerrado de dolor, un papel en blanco,y en tu búsqueda sin sentido, de tranquilidad, encontraste seguridad, una seguridad ajena a vos, la cual te regalaba tranquilidad.

Corta vida, pensamientos de niños, ojos cegados de sufrimiento, y una falsa realidad de poder que demuestra inseguridad en tus temblorosos labios.

Mas no puedo ceder, el pasado se durmió tras mis espaldas, y ya doy solo saltos. Hoy mi confianza fortalece los muros que supieron derrumbarse en oscuras tinieblas de blancos. Cargo solo un nombre, al que resumo como experiencia, lo de mas cayó del cielo, y lo describo como sucesos, vos una ilusión.


Mi memoria recuerda dos hechos efectuados con un extraño y conocido a su vez, hubo risas, recuerdos y emociones. La primera vez te imaginé, la segunda vez te sentí.

 Pasaron años, y una inmensa confusión me llevó a creer en la casualidad. Miles e inimaginables pensamientos pasaban por mi mente, llevando la ansiedad a los limites. En tus venas fluía sangre que yo conocía


Con miradas quien sabe a donde, pero con brújula en mano,acertamos el carril. Si en estas lineas te acechan incertidumbres, dale paz a tu mente, es lo que siento ahora, no descarto nada,pero una alarma grita al brillo de una lanza; limitado a proyectar, mi experiencia no expone mis afectos, un instinto que cultiva el alma sin dar aviso.

Lo mejor, para lo mejor. Sin mas que decirte, que es lo que hoy siento, espero que el nombre cambie a adario, porque esas cuatro que forman dos, las llevo a mi ilusión.