Paulbrwn

Turbia agriedad del cambio

Con agriedad y aversión encaro la noche

Pues no encuentro el ansiado sendero.

Mal nacida a causa de mi derroche,

La niebla se torna continuo aguacero.

 

Mientras, oculto entre rosas y espinas,

Me encierro y por ello me siento prisionero.

Por no herirse o afrontar mientras caminan,

Mis piernas no logran dar el paso primero.

 

La lluvia enturbia desolada mi mirada,

Intentando entender por qué no arriesgo.

Mi corazón, sepultado, pierde sus alas

Y procura desviar su atención del miedo.

 

Las gotas se pierden al fundirse en una

y sin embargo mi mente y mi alma no se hallan.

Deseo una inesperada transformación por fortuna,

A sabiendas de que sin esfuerzo nunca se sana.

 

No sale el sol, no surca el cielo el arcoíris tampoco.

¿Dónde quedarán las promesas del ansiado cambio?

Mi vida, mi inseguridad, no son el problema de otro.

Tengo que avanzar, cruzar la línea divisoria del camino.

 

Entiendo que es lento, como un vals, y desespero.

Intento entenderme, es el paso previo a quererme.

Quiero tener la valentía, el coraje y lograr ser sincero.

Lo prefiero a dejarme vencer y, al final, perderme.

 

Por eso busco el apoyo adecuado, sin que sea un freno.

Esforzarme por evolucionar, aprender y no depender.

Puede que lo tenga… pondré, pues, mayor desempeño.

Lo que ansío ahora mismo es no volverme a esconder.

 

Avanzaré, inseguro, pero firme hacia el soñado final.

Tomaré tu mano, escucharé atento tu enseñanza.

Compartir las penas y alegrías lo puede amenizar.

Alcanzar este logro se convertirá finalmente en medalla.