Edmundo Onofre

APUNTES

APUNTES


Subí por interminables escalones
que me llevaron a viejos armarios
donde encontré las recetas
para producir los mejores remedios
que se necesitaban en aquella época.
Complejos recetarios los deletreé uno a uno,
los puse en mi equipaje y fui tocando puertas,
sensibilizando espíritus, arrojando consejos...
A medio andar por el mundo se terminaron.
Volví a subir por aquellos mismos escalones.
Tuve éxito.
Hasta hoy he repetido lo mismo,
sigo con el mismo entusiasmo de antes.
Después de subir y bajar tantas veces
puse bajo mis suelas
algunas páginas de escritos envejecidos.
No me cansé.
Seguí haciendo lo mismo.
Después tomé una vieja pluma,
me puse a escribir páginas y páginas
de sabios refranes,
pensamientos profundos
y también cuestiones
cotidianas:


“ Hoy la mañana amaneció
de colores azufrados, con arreboles,
dibujándose textos subliminales;
corrí a los ventanales,
tomé fotografías con mis pupilas
y reproduje lo que vi en mis apuntes:
Ninguna equivocación,
todo perfecto, todo bello.

Alegorías únicas
se presentan danzando a mi alrededor,
plumas multicolores en el cielo escriben
lo que mi mente sueña,
lo que sueña mi mente...
me arropo; pero voy descalzo yendo
a la más cercana colina, desde ahí veo
en primer plano mejores imágenes,
lo que siempre quise... Tal vez, antes no vi
porque tenía nublada la vista
o mi estado de ánimo era otro,
el que muchas veces me persigue
contra mi voluntad.”


Cuando me faltó tinta,
me dirigí a los más espesos bosques
de mi alrededor. Manché mi pluma
de verde oscuro, también de negro;
fueron hojas y frutos que se encargaron
de empaparla y de llenar generosamente
decenas de frascos que llevo a mis espaldas.
Y continué escribiendo:


“Con el paso del tiempo vi repetidas imágenes,
creí que había retrocedido en el tiempo.
No fue así. De verdad vi los mismos errores
de antes, repetidos.
Me dieron ganas de dormir para siempre,
o descansar como ermitaño.”


Después de escribir tantas páginas,
se terminó el papel;
me dirigí a antiguas bibliotecas
a conseguir usados libros,
escribí sobre sus escritos desteñidos.
A veces algunos de ellos me interpretaron,
no fue necesario escribir.
Me puse a descansar.”