EDUARDO FAUCHEUX

DE PRONTO, UN DÍA, DE UN MISERABLE APRENDÍ...

DE PRONTO, UN DÍA, DE UN MISERABLE APRENDÍ...

 

De pronto, un día entendí cómo de un miserable se puede aprender tanto;

que de sus actos, que hubieron provocado tantas angustias y espantos,

hayamos asimilado enseñanzas que nos acompañan como valiosas experiencias

para definir nuestros destinos -quizás de éxitos o fracasos- en cercanas vivencias.

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Y de pronto, aprendí que de un miserable se puede comprender cómo ser valiente,

descubriendo que ser cobarde solo es una demora, tal como pasar de estar frío a caliente,

porque el cobarde se convence que no se merece al miserable, más, calladamente, lo soporta,

hasta el momento en que despierta al valor, abriendo fuego a su temor, porque él ya no le importa.

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Y ahí, casi de pronto, se cambian todas las cosas...

la vida tiene otro tenor, las posibilidades son más sabrosas;

la independencia tiene valor, la creatividad se engalana con múltiples colores,

la libertad florece como las rosas y las emociones despiertan como exquisitos sabores.

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Así me doy cuenta, de pronto, que el Miserable, al final, me tendió su mano...

me ayudó a descubrir mi Vida, casi como en compañía de un hermano...

si no hubiera sido por él, yo continuaría \"vegetando\", a su lado,

en la maldita prisión en que yo vivía, \"enjaulado\".

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Eduardo Faucheux

10-06-2017