Raúl Navarro

A un ruiseñor

Pobre ruiseñor enamorado
volando alegre en dirección,
donde aguarda sola, aquella
hermosa y perfumada flor,
yo quisiera detener tu vuelo
emplumado amigo picaflor,
porque esa a la que vuelas
me dejó partido el corazón,
me capturó con su fragancia,
y cuando quiso me soltó,
entonces supe de tristeza
y supe al fin que es desamor,
por eso digo, yo quisiera
detener tu vuelo ruiseñor,
porque es la devora-pájaros
por experiencia te lo digo yo,
pero luego que recuerdo
aquellos dulces besos de amor
que me dio las noches frías,
y aquellos días bajo el Sol,
mejor te digo: ¡Vuela, vuela!
y no te detengas ruiseñor,
prueba el vino de sus labios,
y después muérete de amor.