Nasdlo F. Real

Poema de Ajedrez (Nasdlo) Versión Orginal

 

 

En la temible espera de la idea.

En la suculenta agonía del decidir.

En la complejidad de la existencia.

En el escondite perfecto de la genialidad.

 

Es aquí donde el universo se crece

y desborda los límites de la inmensidad.

 

Los enigmas interminables al norte

al contraste la armadura les protege

en pequeños universos sometidos

al interminable llamado de un Dios.

 

Nadie cede; ni una línea, ni un escaque.

 

La idea persiste, como persisten los alfiles

como persisten los caballos, las torres

la Dama y los peones.

 

Como persisten los sueños y los ideales

como persiste la lucha, como persiste la vida

la noche, los días.

 

Y el tiempo preciso cual duda esconde,

no temiendo persuadir a su creador.

Y una apertura al horizonte desencadena

sacrificios latentes ante cualquier decisión.

 

Se desconocen frente al tablero

cada vez más pequeño, cada vez más grande.

Guerreros pasivos y agresivos

sin gritos ni lamentos

y se vuelve el silencio el mejor aliado.

 

Tiempo y espacio se entrelazan en la idea

de un universo compartido

que precisan de un solo escaque,

para el vencedor, o el vencido.

 

 

La imaginación inconforme se decide

terminar su destino en manos del creador.

Y el infinito al mortal concede

la inmortalidad, al avance de un peón.

 

Y se encuentran entonces;

el temor y la osadía.

 

La dualidad toma vista en dos colores,

en las marcadas piezas

irradian destellos de pactos entre mortales,

convirtiéndolos así, en osados caballeros.

 

Y Nadie cede; ni una línea, ni un escaque.

 

Y el universo se crece más que infinito,

aquí en donde ellos crearon sus propias reglas.

Donde la cruz reclama su  valor al cielo,

reconociendo a su rey…

y desafiando a su Dios.