Un golpe ruin de lluvia azota los cristales.
tus ojos iluminan la tibieza del tálamo
que encarcela sombras.
Degusto la voz de tus cantaros
y aún aprisionada tienes plasticidad de aire.
Ahí donde mi boca y mis labios se formaron,
bajo el bullicio atronador de salvajes cascadas
en el día mas oscuro del agua caída
corriente donde trinan pájaros incansables.
Eres el pan caliente que ensilla la artesa,
un día de sol pleno al mediodía laminado
sustancia que sostiene intactas primaveras
límites donde la boca pacta el sueño enamorado.
Cuando te rozo siento tu piel sin fronteras
y reviven los desecados pétalos del alma.
Ay, que no rocen las espadas de la cruenta realidad
las espigas frescas de tus pies descalzos,
combatiré metales, truenos y relámpagos
por tu cabellera azabache,
por los momentos imborrables de la siesta
y el abano de tu aliento que en mi rostro crepita.
Nada sabe mi piel del rigor invernal.
Que sabe la dureza del romance sin estrofas,
de este dialecto mudo conexo al dialogo.
Cuando entramos en la seducción del juego elástico
la impalpable atmosfera supera evos de brumosas sendas
y despertamos con frutos en nuestras manos cárdenas,
los corazones galopando como potros iracundos en las venas.
La noche lunar traza centellas en los parpados
sin demorar lo que engendra
porque tu esencia es la razón de mi existencia.
y mientras vivan mis plantas de suelo serás la virtuosa
alquimia de todas las doncellas en una sola silueta.
Poema 15 – de mi libro PASIONARIO -Ed. ROJAS BOGLIACINO- Prov.de Entre Ríos- Argentina
2013- Hecho el Depósito según la ley 11-723- registro de autores.
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