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No creo en las urnas ni en los votos.

Yo no creo en las urnas ni en los votos,
los griegos fundaron la democracia,
el hombre en sus modos la domino
pero no el hombre corriente y común
sino el hombre avaro que desconoce
su lado junta a la humanidad.

Duelen los derechos incumplidos,
las reglas que respetan a la naturaleza
que siempre son olvidadas,
todos esos acuerdos enterrados
por los vestigios de poder
de aquellos hombres sin esperanza
ni gramos de fe.

Hoy al igual que ayer sigo en mi aire
sonriendo al prójimo,
caminando junto al enemigo,
aconsejando a mi hermano y amigo,
luchando por la tierra y el pan,
en cualquier verbo encuentro verdad
a pesar de la mentira que mata
cada sección de la sociedad.

No creo en las normas ni leyes,
el mundo está hundido
en las misarías del pensamiento
de aquellos que gobiernan
en base a las ordenes de otros
esos que acribillan al animal,
esos que ciegan la realidad
con sus formas de matar
por un poco más de riqueza
sin voltear hacia atrás.

No creo en las urnas ni en los votos
menos en los hombres con dinero
que matan por un poco de terreno,
por ese sueño de tener más material.