Anoche soñé amapolas entre eras
encarnadas... madrugada etérea y blanca.
Soñé que rojas y eternas florecían
amapolas encarnadas en las eras.
El sol poniente del cielo brillaba
triste, potente; sus rayos fuertes
caían sobre mi alma insidiosa... Su brillo
amarillo entre nubes descendendía y me abrasaba.
Y entre todas las princesas encarnadas de las eras,
una sola, con su brillo, regro intenso
entre sus pétalos, con sus ojos
me alcanzó. ¡Amapola sola y sombra!
Una amapola esmeralda, escarlata
negro oscuro me esperaba entre los prados:
ciego, libre, absorto, inerte
me lancé sobre su espíritu...;
cuerpo aséptico, intocado, puro
siempre hasta el final... ¡mi amapola!
Corro aún entre los prados esperando
un sí sin precio.
Corro, flor de mi esperanza,
anhelando un puede ser...