racsonando

¡Una mujer me habla!

 

Sentada desde el ocaso de una puerta

Hay una mujer corazón entre sus manos,

Mañanas que en sus penas dibuja

A un chiquillo con la cara sucia,

Un pantalón de abriles ajados

Y una estrella con lágrimas en cada punta.

Sentada desde el ocaso de una puerta,

La tarde tiene la cara pintada,

Jeans de luto apretado

Y cabellos de blanca luna

Y viaja tan sola… tan sola como ninguna.

Sentada desde el ocaso de una puerta

Hay una mujer y ramillete de flores mustias.

En sus noches una danza de gatos

Y perros que muerden la luna,

Y sus voces le visten amarguras.

Sentada desde el ocaso de una puerta

Hay una mujer de sueños cifrados,

Espigas de trigo deseado

Y auroras que le bifurcan;

Una voz como disco rayado

Con hojas caídas del cielo y bañado de nieves injustas.

Mujer, ramillete de flores mustias.

Mujer , entre tierras distintas,

tantos corazones partidos

Mujer, la de dioses mojados.

Mujer,  estos dioses también te excomulgan.

                                      Racsonando ando