Hay dìas cuando estoy al borde de la locura,
que pienso y pienso, pues mi alma no siento,
y del tiempo me corre la prisa y premura,
por terminar de reconciliarme con el viento,
aquel que me llevará en alas a la espesura,
donde abre la noche y acaba el tormento.
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¡Si! lo confieso al borde estoy del abismo,
de perderme sin fe y total escepticismo,
creo, que no habiendo ningún saber firme,
en que pueda encontrar opinión segura,
de aquello que demanda oscura sepultura,
cuando toque el rayo aciago de irme ¡me irè!
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Y nada mas cierto, viaje del tren procuro,
con paciencia entrecortada y resistencia,
contando los años de mi larga desventura,
anhelando compañia del amor en mi existencia,
sin mas armas que fragancia de la esencia.
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Pero el dolor me persigue con insistencia,
los recuerdos que no se diluyen con el alba,
y por las noches me castigan el alma,
¿Hasta cuando padecer por la partida,
sumida en mi nostalgia, sufriendo herida?
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El no volverà jamàs a mi lago ardiente,
el ya se va lejos y no se a donde irà,
si a la tumba de los ciegos o al valle de los ruegos,
pero yace muerto, yerto para mi vida està,
compañero de mi viaje, sola me dejò sin piedad.
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A mi encuentro no vendrá, enemigo de mi bruma,
me abandonò a la espesura de mi triste soledad,
y yo constante añorando que algùn dìa volverà,
a consolar mis heridas o terminar me de matar.
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Raquelinamor