Góras

Spinoza y ambiciosa visión

Finitud, ¡maldita seas finitud!
Por la desgracia de tu extensa existencia hoy me apresuro,
como quien lanza piedras a una puerta
para que se abra ante mí la verdad de la naturaleza.
Finitud, ¡maldita seas finitud!
El sueño de la conciencia infinita,
de la comprensión infinita,
del entendimiento infinito...
de la sabiduría,
solo pertenece al egoísta de Dios.
Finitud, ¡maldita seas finitud!