Araceli Vellber

Herida.

Entre dos versos, surgió la herida

sangraba

como brotan las fuentes de montaña

como corren los potros en la pradera

como lloran los niños,

cuando ya no encuentran la teta que amamanta sus sueños.

Entre dos rosas, fui golpeado

como hirieron a Góngora las violetas,

y son tanto interrogantes y tan pocas preguntas

como ninguna contestación y tantas exclamaciones.

Era como pasear y no andar,

quieto,

inmóvil,

la quietud de los cernícalos, buscando su presa

y la pieza asustada.

La felicidad en ocasiones consiste en un grano de arena

la tristeza

es aquella roca grande, férrea, consistente

que te lleva.