Resplandece el fuego blanco dando la alerta,
mientras malvas criaturas se asoman en la negrura;
bestias activas, a veces dormidas.
El caminante se guía por lo que su oído imagina,
y en la oscuridad sus ojos vaticinan lo que quizá sea su destino en un próximo futuro.
Nada es seguro
y mientras espera a que aquella figura aparezca en una curva su mente se turba,
aunque no lo suficiente para volverlo inconsciente.
Y mil noches más como esta le esperan, furtivo en su desvela.
Ya ha visto la figura, hoy se salvó de nuevo.