Sara Lebrel

Atrévete a decir que no es amor

Te diré que sí.

Que he bailado entre vasos rotos

y piernas desconocidas.

Que me he cortado las plantas de los pies

por pisar brillos distintos de paraísos artificiales, cuando, en realidad,

no había porros ni lluvias torrenciales.

Solo besos de bocas que me querían besar

y yo no quería.

Pero te diré que sí.

Que esas piernas pasaron a ser las tuyas.

Que me las aprendí de memoria y sé elegirlas entre un millón.

Que, cuando tiemblas, sé en qué brazos estás.

Has desabrochado botones con verdadera maestría

mientras yo arrancaba la tela sin pensarlo.

Has querido ser mil veces la golondrina de mi balcón

y te he dejado.

Hemos dado la vuelta a nuestros cuerpos en cien días,

con tiempo,

susurrando en cada rincón que nos queríamos,

superando los ochenta días de Verne,

porque, ahora, nosotros somos el mundo.

Te diré que sí.

Que solo contigo he disfrutado de Madrid.

De sus paredes, de sus calles, de sus rincones y de tu boca.

Que con cada caricia y cada sonrisa,

has escrito una nueva versión de Aunque tú no lo sepas.

Esta vez, la chica conoce esa cama de amor,

tiene los labios de Vodka y sabe lo que piensas

porque no sale de tu mente.

Hemos cantado Penélope mientras movías el abanico

y yo te seguía

para terminar susurrando Lucía

una estrofa en cada oído.

Desnudos.

Como siempre.

En tu cama y en la cocina.

 

Pero, tranquilo, sigue atreviéndote a decir que no es amor.