Max Jose Morgan

La Noche

¿Y como hago cuando los noches se alargan?
cuando el corazón se agota de tanto suspirar
cuando me cobijo con el frío de tu ausencia
y se me hela el alma de esperar en vano.

Y si cuento las razones para dormir,
las que me diste para no volver
se terminan una a una impotentes
incapaces de explicar tu ausencia.

En la hoguera se queman los recuerdos
arden sin combustionarse, sin consumirse
como un monumento perpetuo de un amor
que se aférra a existir en las antípodas.

Los grandes ojos de la luna me observan con pesar
las luciérnagas infinitas de la noche
danzan con triste melancolía
y una estrella fugaz destella una débil esperanza.

El amanecer se me antoja imposible, torturánte
una espera que prolonga la agonía
y el alba que se muere en una triste oscuridad
la que dejaste como un manto grueso que cubre el espacio.

Todo es una enorme expansión llena de nada
y el corazón, un coyote que le aúlla a tu recuerdo,
en la basta soledad de tu ausencia,
te llama en vano porque vuelvas.

Los mañanas son extensiones de un dolor infinito
un sufrimiento insoportable, una espesa lagrima
y el silencio de tu olvido
que me sabe a cuentos trágicos.

Las galaxias se remolinean en mi mente
tratando de encontrar tu sitio
el lugar que me sabe a ti
que guarda tu aroma y tu presencia.

Mientras tanto parado frente a lo ignoto
espero con el corazón atiborrado con la ilusión
de que pueda amanecer
que termine la noche y despunte el día.