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El árbol.

Sentado de bajo de un árbol,
las nubes doradas pasando,
el lúgubre viento llorando
cargado con polvo de muertos
llevando en sus átomos el lamento.

Pienso en las mentiras del orbe,
las raíces a su vez raspan el sentir del ser
el árbol con sus hojas habla verdades,
aclarando mis mentiras obvias
sacando las dagas de mis memorias.

Habla el árbol pero más que hablar es cantar,
su melodía es paz, milenaria voz
dice palabras que yo olvidaba
pero mi alma en su pasado recordaba,
sus versos fueron claros, fuertes,
dijo: “hermano ama  a todo ser vivo,
rememora aquellos crepúsculos
donde volábamos juntos,
aquellas albas donde florecíamos
al compás del Dios sol, ahí
todo era amor, cosa que hoy ya se olvido”.

Pasaba la hora azul y el árbol guardo silencio,
me sentí vivo por vez primera,
comprendí que la vida es amor,
mientras más amor mejor vas,
este amor olvidado crea la falta de equilibrio,
las mentiras cubren sus fragmentos,
las verdades se quedan guardadas
en el fondo del pecho.