De arrítmicos vaivenes se oxigena el instante
descifrando hitos, símbolos y geometrías.
No es típico cantar si sintiéndole distante,
buscando en cada átomo de la inusual disforme
cabellera que trenza la insinuada alegría.
!Vengan vagos ofrecimientos! !Haced presencia!
Que en esta sin gracia esfinge, despoblada de hueso
se inmola la médula con rasgos a indolencia.
Sin el acertado anzuelo para asir el beso,
es vano el destellar de la displicente llama
recogiéndose las redes, con senil paciencia.
!No finge estar sentido! A no ser porque le clama
el núcleo escarlata en la sinrazón dormido,
deshebrando peldaños y desdoblando el drama
de un falacial estado y desheredado ungido,
destronado de la obstrusa e insustancial impronta
descendiendo a sombra del existencial vacío.