Gerardo Barbera

LA TARDE

 

 

 

¡Los viernes!

Siempre espero la llamada,

desde Florida,

mi Esposa,

mi Hijo,

mi Hija.

“Estamos gestionando la Visa”.

Después de ese encuentro,

vengo aquí,

al mismo banco,

casi sesenta años,

no creo que me vaya.

 

 

El mundo en mi apartamento,

es tan simple,

como un capullo,

tan silencioso

de noche,

tan pequeño,

que añoro profundamente

la Casa Grande.

 

El sol se despide,

una flor cae lentamente,

todo es gris,

como el silencio

de las aves.

¡Florida, por Dios!

Si al ver los ojos

de mi Esposa…,

sé que está triste,

como la tarde.