Carlos Güell

EPÍLOGO

 

 

 

Me faltan fuerzas para seguir, para dejar atrás el pasado, para olvidar todo aquello que nunca dijiste pero mi cabeza en escucharlo insiste. Me faltan fuerzas para tratar de salir de éste calabozo oscuro y triste.

Si bien es cierto, nunca prometiste nada, nunca creí esperar nada y con eso descubrí lo equivocado que estaba. A pesar de ello, debo reconocer que nunca en toda mi vida fui tan feliz y eso es verdad, pero al mismo tiempo la soledad por tu lejanía fue cruda, insondable, insufrible.

Hoy en día estoy cautivo porque así lo decidí, porque quise amar sin condición, amar por dos por si hacía falta, amar con fuerza para que el abismo no se sintiera, ser capaz de hacer todo y hasta lo imposible por hacernos felices, pero el tiempo fue cruel y se encargó de quitarme las vendas.

Año tras año te esperé, pacientemente, ciegamente, fielmente, creyendo que en algún momento todo imposible se haría visible, tangible, que algún día por alguna razón mágica aparecerías para compartir tu mundo con el mío, pero nada fue tan cierto como esta gran mentira.

Hoy, ahora, años después, no queda más que hacer lo que nunca se hizo, marcharse, cerrar los ojos, olvidar todo aquello que nunca fue y recordar, atesorar aquellos minutos mágicos que estuvieron conmigo.

Hoy te escucho en tu silencio a través del tiempo y me pregunto una y otra vez: ¿habrá valido la pena? Me invento en la mente mil frases que no pudiste o no quisiste decirme, conformándome con cada una de las sonrisas y las miradas que me regalaste, con la esperanza que por un tiempo me compartiste y el tiempo que con imposibles me obsequiaste.

Es tiempo de romper cadenas, de cerrar portillos, de ahuyentar fantasmas, de olvidarse de las promesas que te cumplí y de las que dejé sin cumplirte. Es tiempo de sonreírle otra vez a la vida, de comenzar de nuevo por difícil que resulte. Es tiempo de creer nuevamente.

No quiero escuchar más \"Gracias\" por cada \"Te Amo\" que ha salido de mí, porque el amor no se agradece, el amor se da y se recibe cuando viene de un corazón dispuesto. Tampoco quiero que me den \"mil bendiciones\" por cada detalle que se ha dado de corazón. Lo único que deseo es un Amor del bueno, del libre, que se da sin condiciones, puro, pero libre.

Quiero un amor en paz, suficiente, que me hable de la luz a pesar de las sombras. Que no haga que la espera sea tan larga y que haga que la noche sea menos fría. Un amor de dos, que ahuyente mi soledad y me arranque esta agonía.

Un amor que hable, que exprese, que demuestra, que permanece, no es que hoy está y mañana desaparece, que no haga que imagine en mi mente que si me aman, por culpa de la distancia y el silencio con los que constantemente luchaba. Un amor que no le arranca los pétalos a las flores, que se derrama a toda hora, que vibra, que tiembla, que se conmueva por una y mil cosas.

Un amor pendiente, ardiente, paciente, presente, que no engaña, que no pospone, que no se esconde, que no lastima. Un amor sin carencia que agradece cada día tu existencia.

Por ahora estoy luchando, me faltan fuerzas para seguir, para dejar atrás el pasado, para olvidar aquello que nunca dijiste y aunque por ahora haya muchas lagrimas, sé que de esta cárcel saldré pronto y mi corazón será renovado.

C.