luna ponce

Amar a una espina sin rosa

Ningún te amo le bastaba,

seguía siendo de hielo.

Quise abrasarle y robarle un beso,

 su mirada me hizo desistir del intento.

 

Señalo su pecho

y su alma quedo desnuda,

de rodillas caí al instante,

¡oh Dios, que horrible tortura!

 

Apenas si era alma,

tenue luz le alumbraba 

su corazón en penumbras

lentamente palpitaba.

 

Y entonces comprendí,

el mal que yo había echo,

tratar de hablarle de amor

a un alma por él desecho.

 

Con osadía pose mi mano

en cada una de sus heridas,

unas ya casi sanaban,

y otras eran llaga viva.

 

No había parte buena

su alma esta desecha.

y a su pobre corazón

pedazos le faltaban.

 

Me susurro tan quedito

--un día ame y  no fui amada,

 di mi corazón 

lo regresaron echo nada.

 

Lentamente bese sus heridas,

incluso las que aun sangraban,

no me importo si  lastimaban.

Ella mis lágrimas limpiaba.

 

Abrí mi pecho

mi corazón galopaba,

 le arranque un pedazo,

 y se lo di a mi amada.

 

Ahora es mío tu dolor,

tus lágrimas y risas serán las mías,

tuya es mi vida, 

y mi amor será hasta el fin de los días.