Nunca sientas amor que te falten
los dones que te arrebaten los siniestros
porque tu belleza es legado sin esmalte
y tu corazón de alas envergadura de alto vuelo.
No dudes hoja lacia de mis pasiones
musitar a mi oído la agudeza de tus abrojos
ni abrir las luces de tus candiles sin prisiones
sin que te enturbie el arrebato de tus enojos.
Mi alma son dos alas que se abran por las noches,
como pájaros fieles siempre regresan a sus estaciones
y por más que iracunda te aprisione el fangal o la arena
tus pies son regueros azules pintando primaveras.
Libres tus brazos cual élitros de mariposas
que antes del vapor de la llama tiñen sus colores
cual los labios efebos de una rama florida de amapolas.
Ven a mí con tus preciosas caderas, desfilando rosaledas en tu escote,
todas las libélulas ardorosas que pasearon mis labios sin honores,
fueron levedad mustia ante los blandos besos de tus manzanas rojas.
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