Carled

Dedalo

Ni tu insigne y diestra inteligencia

ni tu difundida y rica fama

libró de tu alma el oscuro drama

de la daga certera de la ausencia.

 

Pues la fortuna te fue adversa.

¿Qué persigue el hombre que se fía

con ambición siniestra y pía, 

y a su solo entendimiento versa?

 

Construiste tu propio laberinto

y de el ,Oh funesto, nunca saliste

aunque navegaste de Tebas a Corinto.

 

Icaro siguió clamando triste

y cayendo del oscuro recinto 

con las alas del olvido que le diste.