la negra rodriguez

Y SIGUIO LA HUELLA DE SU BIEN AMADO

 

 

 

 

Ella era mi madre, dulzor de mi vida, estrella encendida

                                    

Sus manos ternura, jamás lastimaron , solo prodigaban                                         

Amor y caricias, suaves manecitas que a trabajar enseñaron

Ella mi madre, suave cual la brisa y fuerte cual un roble.

Para defendernos ella era una fiera, para acariciarnos era más que seda.

 

La mujer y esposa que  su amor cuidaba con tantos desvelos

Él , la adoraba, vivieron felices mas de sesenta años y  nunca en la vida

Hubo amor tan santo, como  se tenían.

Diez hijos tuvieron diez hijos cuidaron y sus diez hijos tanto los amamos.

Mi madre la reina de doce elementos.

Mi madre la guía de doce  caminos .

 Siempre le decía al verla bajar,¡ ahí llega la reina! y la hacia bailar

En loca alegría llenaba mi alma con sus melodías.

También le decía madre si pudiera con bellas palabras

Un lienzo te haría, pero nunca pude no encontré palabras,

Para describir, a tanta hermosura.

De pronto la vida se volvió tristezas la parca vendría

y le arrebató lo que más quería:, su fiel compañero

Ya nunca fue igual sus ojos que no derramaron

Las lágrimas tristes que por su alma rodaron, oscuros quedaron..

En ningún lugar, podía estar ella , porque lo buscaba en todo rincón.

Ya nada es igual decía y un suspiro brotaba del pecho

Buscaba la huella de su bien amado.

Se nos fue apagando poquito a poquito, se no fue enfermando

Recuerdos buscaba en todo rincón, y dentro de su corazón.

Y como no pudo encontrar su huella se quiso marchar hacia aquella estrella

Que veía triste en noches de angustia

Nuestro amor de hijos no nos alcanzó

Se fue tras la huella de su gran amor.

 

Para mi bella madre ,que sé que desde una estrella nos mira.