ROSICOLMENARES

VENEZUELA

Que difícil afrontar todo esto que esta pasando, que difícil entender todas estas desigualdades, que difícil me es entender el odio y que difícil se me hace perdonar a alguien que me ha causado tanto daño. Que difícil es saber que a mis 16 años no he conocido otra cosa que no sea un régimen guiado por el odio, la enemistad, el rencor y un lema de muerte y más difícil aún saber que se burlan en mi cara. Que difícil se me hace disculpar a alguien que ni siquiera conozco, pero que me ha causado más tristeza que nadie, que ha puesto ha más de diez familias venezolanas en luto y que difícil es ver como todo esto pasa y que los ojos de la justicia este negados a actuar. Pero aún con todas estas dificultades veo un rayo de luz y de esperanza. Una voz que me dice que todavía no me rinda, que luche un poquito más. Que por mas que a veces no pueda más me hace continuar, yo lo llamo Dios, ¿cómo lo llamas tu? Él me da fuerza al ver todos esos jóvenes inocentes que salen a la calle en busca de la liberación de este pueblo atado a unas cadenas que parecen perpetúas, pero no lo son. Él me hace creer cada vez más en que su poder es más grande que cualquier dolor que pase. Y no, no busco escribir un texto sobre el catolicismo, lo que trato de expresar en mis humildes palabras es lo que me da la fuerza para seguir apoyando a mis hermanos, a la patria que me vio nacer, a Venezuela. Porque sí, estamos pasando por un momento de total desesperación, en el que cualquiera puede rendirse (y en algunos momentos es válido) pero no es algo de lo que no saldremos. Sí saldremos y victoriosos, porque creo firmemente en que Dios nos da las batallas más grandes a sus mayores guerreros, y nosotros, el pueblo venezolano, lo somos. \"Bienaventurados los que trabajan por La Paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios\" Mateo 5:9