flack

A mi madre.

 

 

Dejas el alma pura en estos versos,

quisiera la humildad de tus ojos para mis letras

aquel sonreír tuyo enseñoreando mi poesía;

pero sin ti, a cuantas soledades debo escribirle madre mía.

Lleno de silencios, de lisonjas las cartas mías,

abandonadas y entregadas a un furor del pensamiento,

pero continua cegándome tu ausencia;

 y no entiendo a tu encuentro esta demora.

Tu que perfumaste mis años a tu lado,

sentí eterna tu mirada de luna,

aquel abrazo que aún anida en el pecho mío;

y hoy, casi cansado, me acuerdo que no estás ya en el mundo.

Pero, no, no es el final este uno para nosotros,

yo te veré de nuevo madre,

no lo haré entre estas pobres líneas;

y hasta no vencer la muerte, por ti aguardo todavía.