hugo3654

El ladrón y el escritor

El ladrón y el escritor

 

El ladrón traduce igual que el escritor las imágenes, se agita y hace sudar la mina antes de hacer un acto, ¡sudan ambas manos! El ladrón con su arma calibre treinta y ocho y el poeta con mina tres b, uno entra en acto físico el escritor lo hace igual, los lectores lloran si son buenas las imágenes, como también las víctimas. Si hace su cometido.

 

No escondo bajo este pensar ni de qué hablar si existen un ángel o un demonio, ángeles se representan en la caída de una hoja de un árbol, o en las altas horas de la noche para agitar la mente y pensar en silencio, pero el brusco salto de  correr lo suficiente para poder alcanzar aquella idea, es el demonio de no poder escribir nada, los actos se llevan a cabo primero en imágenes cortas rápidas y astutas del ladrón liso, el mirar es del cuerpo sin alma, el miedo adormece la voz e intimida en imágenes igual a su víctima, se hace el acto va en un fin feliz; el adormecido escritor pasara horas tratando de derribar la cortina de humo hasta intentar sentarse en el lugar donde vio el maravilloso y luso que lo  hizo parar de emoción, el otro acto lo tiene en carne viva necesidad el comer, la otra necesidad el poder vivir y no morir ahogado en su mente creadora.

 

Al final el liso robara carteras de personajes idas en las corrientes del asfalto o del Internet, el escritor roba dichos y conversaciones de autobuses, a final de cuentas no me importa quien hace más daño, si a la señora gorda que no supo hacer nada o el lector que quiso quemar la obra del pequeño saltamontes que creía poder escribir. Basta con probar e imaginar los resultados eterno de cada ladrón, tal vez por suerte uno de ellos termine por unas noches lavando retretes o detrás de unos barrotes por unas horas y haciendo ambas cosas, o el otro quede encerrado de por vida en la cárcel de su mente porque tiene miedo de volver a escribir.