magginela

Pesadilla

No sé qué pensar, qué decir, o qué hacer. La verdad, no me interesa mucho eso en este momento. Porque nada de lo que piense, diga o haga me ayudará a escapar de esta sensación de fantasía oscura que me invade de pies a cabeza. Cada movimiento, cada desición queda en blanco, sin sentido, porque ya pronto todo se acabará; siento como si todo el tiempo se estrujara para sentir más intensamente mis últimos segundos para existir. Todo me parece ajeno ya; las esquinas desiertas, la ciudad despoblada, las calles silenciosas, las personas deambulante, e incluso mi propia entidad. Todo se aleja de mi esencia, porque ya no la tengo. Todo es distante de mi corazón, porque ya no late. Creo escucharlo en algún recobeco de mi pecho, pero ya no es mío. Ya no me pertenece. Mi cuerpo ya no me pertenece; porque esto pronto será sólo un muñeco de trapo que un día tuvo vida. Y yo, mi verdadero yo, quizás a dónde iré a parar. Es increíble que unas horas antes todo fuera paz y alegría: no era conciente de la oscuridad que me rodeaba, aisalada en mi pequeña burbuja, sin ver cómo la gente muere, sufre y llora. Pero ahora que mi burbuja ha sido reventada, ahora que a mí me toca llorar, ahora que a mí me toca sufrir, ahora que yo voy a padecer entiendo lo inútil que fue mi vida. Quizás estos minutos que viví fuera de mí sean los que realmente valgan la pena. Y la verdad, es que ya no encuentro diferencia entre la vida o la muerte; después de todo, ¿qué significa vivir? Si existo o no, ¿cuál es la gran diferencia? Y a pesar de todo mis pies se cansan, mis manos sudan, mi respiración se agita. Presiento que la muerte me acecha de todas partes, no encuentro salidas, porque no las hay. Estoy dentro de ella. No importa si grito, corro o vuelo, porque mi destino es lo que es. Y por fin se presenta ante mí, sin disfraces ni máscaras que cubran su fealdad: sí, la muerte es horrible. Lo supe desde el pricipio, aunque jamás lo asumí realmente hasta ahora. Y sin embargo, abro mis brazos confiado en la nada para entregarle mi vida, para darle mi alma.