Nancy Velayarce P

AUN QUEDA...

Aún queda ¡no puede ser!,

aún queda ese placer de tocarnos piel con piel.

 

Aún quedan tus hermosos ojos en mi ensueño,

¡que brillantes son! iluminan hasta el alma.

 

Aún quedan esos besos que a mi piel estremecían,

ardorosos, sensibles y secretos…

 

Aún queda el deseo de tener exquisitas rosas en el corazón,

y disfrutar de esa fragancia,

y soñar amarnos en esa noche estrellada...

 

Aún queda miradas que no se conforman a la distancia,

justo ayer, cuando te vi, se escaparon de tus ojos un destello de soledad y anhelo,

me quedé pensando…, realmente soñé…

 

Aún queda el atardecer de esos días para recordar ¡amado mío!

tu sonrisa efímera que lleva lejos el viento.

 

Aún queda mi corazón paralizado,

cuando veo perder tu figura entre la multitud,

y me recreo recordando en esas calles,

mojadas por la lluvia y el olor a tierra,

reírnos al compartir una tacita de té o un anticucho…

 

Aún queda, cuando llego a casa y

ver esas dos sillas de madera, muy antiguas,

esconder el aroma que dejamos allí y,

logro descifrar palabras que susurran por ahí,

y luego, ver a través de la ventana,

las hojas de los árboles, gritarme en silencio: ¿dónde está tu amor?.

 

Y yo, sólo me admito a contemplar caer aquellas hojas amarillas y

envejecidas con el tiempo,

que recuerdan la desafortunada que ahora soy.

 

Aun queda mucho por escribir: de retratos, calles, campos,

cuadernos, caricias, familiares, amigos,…

todo lo que involucraba nuestro amor,

papeles de cielo, están mojados ya,

como mi espíritu quebrantando en este atardecer.