Cuantos que sufren por perder su sueño,
una ilusión que se hizo pesadumbre,
cual mariposa que se quema en lumbre
queda tan solo como oscuro leño.
¡y quien pudiera regresarle vida
y con anhelos a volar tornara,
y nuevamente tan feliz soñara
en la pradera, de fulgor prendida.
Cuantos quisieran enterrar su pena
y no supieran de tristeza y llanto;
que todo fuera de ternura encanto
y cercenara del dolor cadena.
Sentirse fuertes, contemplar la vida
llenos de fe, que brinda gran coraje,
que nos regala el mas precioso traje
pues se presenta de fervor henchida
Como desea; quién está maldito
en la tiniebla que oscurece el cielo,
a Dios pedirle que les dé consuelo
con la esperanza de su amor bendito.
Tanto que anhela quien está llorando
manos amigas, corazón abierto,
para que alumbre su futuro incierto
que poco a poco se le va nublando.
Pero los hombres de oropel vivimos
y de mentiras, y de pose fatua,
alma tenemos como fría estatua
como las hienas ni piedad sentimos!
Autor: Anibal Rodriguez.