Lloré con desconsuelo,
alcé la mirada y contemplé
las estrellas en el inmenso cielo.
Caían las lágrimas,
había perdido el rumbo,
el corazón tenía dudas
y todo era tan sombrío.
En la desbordante soledad
la duda renacía,
por tanta oscuridad
la fe se desvanecía.
¿Seré para este mundo?
No hallaba una certeza,
levanté la mirada
y en las tinieblas,
resplandecían más las estrellas.