Vicente Martín Martín

Me pregunto

Me pregunto

si no será arriesgado coger el autobús junto a quien viene

con un libro de Whitman en las manos y te habla

del calor azabache de las hojas la hierba,

me pregunto

si es lascivia mirar cómo un enorme mosquito se masturba

delante de sus jueces:

hay historias de príncipes que un día se orinaron en las ciencias exactas

y no están en los cuentos y hay noticias

de escritores malditos que regaron con ácido sus sábanas

y dejaron que fueran sus biógrafos las abejas parlantes

de su sexualidad.

Pero yo no conozco más aromas que las heces de un niño

ni más dioses polígamos que el jabón de afeitar,

por eso no comprendo

que haya gente llorando ante el cadáver de Adonis

cuando todas los duelos están hechos a prisa y no conocen

las monedas antiguas de los versos.

Dejad que los poetas asesinen a sus propios poetas y después se suiciden,

que se acuesten si quieren en la hierba

o invadan los prostíbulos divulgando proclamas

a favor de las chicas con acné y de los muchachos albinos que utilizan

columpio en la bañera.

Si no tenéis la sangre suficiente para abrir un zaguán donde pernocten

las propias amarguras

dejad que haya poetas rebeldes con acento nipón y no os preocupen

las ratas de habla inglesa.