El nada

Fantasmas

De modo que no, es un hecho.
No se olvida a los fantasmas.
Su espectro está más vivo,
que mi espíritu sin ella.

No sé si vive sola, si lo logra.
O si hay quien la acompañe.
Yo con gusto lo haría, otra vez.
Así, la vida sería más vida.

Veo, atrás, y me impresiono.
La verdad, nunca estuve mejor.
¿Qué cualidad tenía ella?
¿Qué extraña propiedad?

Dime, ¿cómo fuiste bálsamo?
¿Cómo fuiste miel, azúcar?
¿Cómo agua, cómo el cielo?
¿Cómo hiciste para ser vida?

Y, cuéntame, cómo, por favor.
¿Cómo es que eres ahora hiel?
¿Cómo eres ahora sed, borrasca?
¿Cómo pasaste a ser mi muerte?

¿Cuándo te quise matar, quizá?
La luna es ahora, una gran piedra.
El agua es solo agua; el cielo, cielo.
Y yo sólo soy el asesino de los dos.

Un desgraciado asesino que no vio.
Que no supo, que no fue valiente.
Que no quiso bien cuando quería.
Que no tuvo fuego cuando debía

Las letras sólo me hablan de ti.
Y ya no me siento capaz, no.
Ya no creo nada hermoso, no puedo.
Me faltas, a mis letras, a mi mundo.

Duele el llanto sordo, nadie lo escucha.
Es una farsa mi fuerza, soy sólo aire.
No estoy, no me siento, no quiero estar.
Lo que quiero es no extrañarla, sí verla.

Y en mi obra mediocre, solo espero.
Espero volver a arder en mi fuego,
cuando no sabía que lo hacía en el tuyo.
Espero reunir la fuerza, la voz, el grito.

Porque quiero luchar, quiero vivir.
Separarme de ti, pero volver a ser.
Solo quiero aquel que fui contigo.
Porque aborrezco al que soy sin ti.