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Es el frío sin cesar,
que aturde una luz inmóvil,
y la mirada es…,
porque mereces mi vista,
mi pupila, mi retina y mi iris,
y la mirada es…,
poder mirarte a tí,
en contra del dolor,
y con todo el calor,
queda mi avidez en mirar a tus ojos,
más como el tiempo sin horas,
como el mundo inmóvil,
como yo soy las mil,
brunas de la noche,
y que no logro abastecer,
cuando por merecer,
se cree en derroche,
porque una mirada es...,
todo como la luz en los ojos,
desde que fue una mirada,
y llena de tu mirar…
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