Ese Dios del que me hablan los hermanos cristianos,
Es un Dios que conmigo, nada tiene que ver,
Es un Dios que castiga, que levanta la mano,
Y ellos dicen que yo, lo debo conocer.
Afirman que solo Él, perdona o te condena,
Y al infierno te manda si eres un pecador.
Pero en cambio si vives una vida muy buena
Ofreciendo limosnas y Repartiendo amor.
Una vida, sin pleitos, una vida serena,
En la que a todas horas estés orando a dios.
Él te ofrece al morir, nueva vida, sin penas
En la que solo existe armonía, sin temor.
Si vives de este modo, respetando sus leyes,
Entregando tu diezmo, como pide el señor,
Sin codiciar con ansia de tu hermano los bienes,
Él te da la esperanza de una vida mejor.
Él te da como premio el codiciado cielo
Si tienes la humildad para pedir perdón.
Yo prefiero quedarme con un Dios diferente,
Aquel que solo te ama sin poner condición.
Ese que no castiga, de espaldas ni de frente
Tan solo porque todos somos de Él su creación.
Yo te comparto, amigo mi creencia en mi Dios,
Un dios que no condena, un dios que no castiga,
Por este simple hecho, por sencilla razón.
Si tú quieres hermano que la razón te diga:
Mi Dios del que te hablo, es absoluto amor.