Inexistente

Abducidos.

Donde fenecen enteras las verdades
residen las almas sin garganta, sin identidades,
un pueblo perplejo en su bruma e híspida lana
dentro de su falso caparazón;
pétrea cubierta frágil y vana,
sin el percibo de un digno corazón.

Abducidos, si acaso… abatidos,
sin un silbato que tan solo alerte
que irrumpa con destellos de esperanzas;
ni mazo de juez que adjudique la razón.
Ahí reinan los fantasmas silentes
danzando a sus anchas
sus viles andanzas;
y a coro responden ¡Ausente!
Siempre los presentes.