Black-roses

Hablando con mis anhelos

Cuántas veces

tendré que pedirte,

deseo mío,

a la vida

para que no rehuse

hacer de ti

una realidad

en mi mundo;

cuántas lágrimas

tengo que derramar

para equipararme al océano

que nos distancia

y marginar

a esos kilómetros

que nos hacen sufrir.

Por qué es tan difícil

salir de ti

si ni siquiera

te tengo conmigo,

por qué solo

mi pensamiento te tiene

consigo,

y por qué

solo mis sueños

pueden de ti servirse,

si yo te merezco más

que todos ellos;

por qué solo en ellos

puedo sentir tu piel

y morir de placer,

si aquí

en tu ausencia

solo muero.

Qué clase de estrella

eres tú,

qué clase de señal

eres,

que la vida

no me deja ser contigo,

pero tampoco sin ti,

porque

cada vez que me quiero ir

me grita que me quede,

y cada vez

que pretendo acercarme

o abrazarte,

me rompe

en

dos.
Qué clase de amor

es el tuyo,

que captura corazones

y los hace suyos

y leales,

porque te busco

y te busco

y siempre me encuentro

en tu sonrisa.

Dime tú,

luz de mi vida,

si acercarme no puedo

y marcharme tampoco

¿eres tú acaso

el que siempre estará ahí

para cuidarme?

Siempre oportuno,

siempre amable,

siempre primavera,

siempre hermoso;

y siempre

aunque no quieras,

porque esa es

tu esencia,

dulce

y

tierna,

aun huyendo de ti

sigues siendo niño,

aun cerrando

puertas,

aun dejando

vicios;

no hay más

que miedo y soledad

en tu mirada,

y aún así,

yo siempre encuentro

en tus ojos

mi hogar.