Alberto Escobar

Yo, Michael.

 

 

¡Mala suerte el nacer con tanto talento!
Mi familia, grande como sus carencias
Mi padre nos exprimió nuestras esencias
No supe de mi niñez en su momento.
De la felicidad vivi siempre exento
Me quebraba cual triste juguete roto
en manos que ávidas no pusieron coto
a la ambición, desoyó mi sentimiento.

Fui un portentoso cantor
Fui tan grande en ovaciones
que en un guiño mis canciones
sonaron como un primor.
No guardo a nadie rencor
La música era mi vida
Un camino solo de ida
Un corazón sin motor.

 

Para mí, si os digo la verdad, fue una fortuna tener
mi facilidad para cantar y bailar, que, a decir verdad
se coció al fuego de un hogar donde la música era
el alimento más sustancioso, porque el sustento era
una batalla que no alcanzaba nunca armisticio.


La pulpa de mi triunfo como artista se oxidó al
acercarse al desierto de mi vida emocional, que  
brillaba por su desatención más elemental, mis 
hermanos eran también mis amigos y casi mis  
padres, por que los verdaderos no tenían más
fuerzas que la de salvarnos de las garras de la 
indigencia, que no es poco...


Mis giras asemejaban las que, salvando las 
distancias, padeció Mozart de pequeño, que 
también fue víctima de su talento, murió joven

también...

 

Mis venas se esclerotizaban en la ausencia de 
afecto, de afecto extraño al de mi familia,
¡necesitaba ser normal!

Nunca lo conseguí, el dinero me ahogaba como
un escape de gas sin control, el vértigo se instaló
en mi vida desde niño y se convirtió en mi amigo
más fiel, y se quedó a dormir a mi lado,y solo
conseguía que se durmiera con ansiolíticos, a los
que me volví adicto... y me vestía,y me llamaba
cuando el desayuno estaba preparado, y se
convirtió en mis manos y mis pies...

Me sentía un mugriento indigente en medio de una
cárcel de oro, Neverland de escarcha y vacío.
Solo podía salvarme del precipicio la Metafísica de 
la regeneración.

Mi monte Helicón se ensordecía de liras con el paso
de los años.

Mis musas se volvían estatuas de sal ante el embate
del Xanax.

Quise ser el disidente de la familia, el patito feo que se
convierte en cisne ante la sorpresa del mundo entero,
regenerar la carcoma de la música negra de mis tiempos,
anclada en la clásica herencia afroamericana, y enmurar
mis oídos ante las críticas de la costumbredel maldito
inmovilismo, que tanto daño hacen...


Conseguí aventar nuevos aires  en el panorama Pop.