Wellington Rigortmortiz

* El Edén Mendaz (edicto hereje)

El paraíso prometido

me fue descrito y obsequiado,

dulce engaño cruel

que salió de las páginas antiguas

escritas por profetas,

relatos fantásticos, todos llenos

de mito, fantasía y algo de verdad,

la ilusión arraigada en el alma,

envenena con su mandrágora

la cordura de mi ser;

aniquilado por las expectativas,

acepte la dadiva presuntuosa

que el Omnipotente prometió

en cada invención suya, así,

descendí al jardín, santuario

de todo cuanto se me ha otorgado

a tomar mi parte que en un pacto,

sellado quedaría el negocio,

…mi vida, mi alma, a cambio,

del amor y la felicidad,

así como la inmortalidad

tiene su macabro precio,

así también en esto

se deberá perder lo esencial

por lo banal.

 

Esos obsequios,

…mejor llamados permutas,

solo son quimeras, condicionantes

que extorsionan a la vida, a la razón,

al alma, son inquisidores perpetuos,

que se camuflan

en las representaciones

de Adán y Eva, son falsas alas,

aquellas que se extraña, aquellas,

que en el pacto decidimos perderlas,

estas, no elevan al cuerpo,

lo hacen con el alma,

la caída, mata, y, a veces, lesiona,

en ese instante lo obsequiado,

te es usurpado, en el Edén mendaz

siempre existe y existirá un ganador,

un perdedor y alguien

que por la eternidad seguirá

beneficiándose, negociando

con su más acérrimo detractor

a tus espaldas, tu vida,

ofreciéndote siempre que pueda

las dadivas crueles que en un pacto

terminas aceptando, y pagando

con lo más noble que posees,

eternamente

esta disfrazándose mortalmente

de Adán, de Eva, sellando el negocio:

tu vida, tu alma, a cambio

del amor y felicidad,

…así como la inmortalidad

tiene su macabro precio,

así también deberás perder

lo esencial por lo banal;

el paraíso prometido, que

me fue descrito y obsequiado,

es un dulce engaño,

cruel fantasía disfrazándose

mortalmente de Adán, de Eva.