Sebafel

Poema de agradecimiento a Jesús


Sin saberlo estaba ciego,
iba sin destino rumbo
donde nadie me esperaba,
solitario por el mundo.

Pero tendiste tu mano
y se extinguieron mis llantos.

Las formas que no veía
dieron paso a un seguro
universo de espactáculos,
ya sin temores difusos,

ya sin los temores vanos
que ensombrecían mis pasos:

fue porque irradiaste tu
amor nítido y translúcido
que salí de las tinieblas
y de mis errores muchos.

Ya no veo como vanos,
Jesús, los sueños de antaño.

A ti debo mis anhelos
por fin vivos y seguros.
A ti toda mi esperanza,
mis sueños y mi futuro:

¡Y no seré defraudado
porque en ti me he cobijado!