Wellington Rigortmortiz

* Desde el Alma (mi niña mujer III)

Aprendí a sangrar

de distinta manera,

es en el alma,

y, lo demuestro

con lágrimas

llenas de mucho temor,

de dudas, ira,

dolor, alegrías y amor;

por qué tus sentimientos

nos obligaron

a esconder canallamente

acorralando en un frío rincón

todo cuanto fuimos y somos?...

al final todo lo que nos otorgamos

serán recuerdos enmohecidos,

en nuestras vidas, en la mente

en el cuerpo, en el espíritu, serán

los sentimientos de las cartas

asesinados por las polillas del rencor.

 

Cada día crucificado

por los juicios errados

que te creas de mí, agonizo

sobre la cruz de tu alma,

la misma que decidí cargar a cuestas

sobre la mía, para que la deidad

en la que tú me enseñaste a creer,

a amar, no te implante

su veredicto divino

y sea yo quien soporte

todo ese dolor, las tragedias, …

pues nada tengo ya que perder.

 

He aprendido a amar

en tu macabro e injusto silencio,

en el mismo imploro y suplico

algo de piedad a mi sufrimiento,

al tiempo, a la distancia

en este vacío perpetuo de la soledad,

cada rincón que bañamos

con nuestro amor, son templos,

monumentos inprofanos,

adorados en mi vida

como nuestro cantar poético

en mi alma,

la que imaginariamente

ajena a la estúpida realidad

los abraza, en mi mente están

los recuerdos cercenantes

de tus abultadas cejas,

tus grandes ojos,

la mirada profunda,

inocente y coqueta,

el sabor de tus labios

pequeños y perfectos,

el aroma elixir de tu cuerpo,

la esbeltez de tus pies,

de tus manos,

el poder de tus abrazos,

su suavidad,

la forma tan especial

y única de tu figura…

 

Amor mío! …perdóname

por haberte amado tanto; …

ahora, lo único real

que me queda de ti en la mente

y en el alma

son el eco de tu risa loca,

así como del llanto

que cruelmente ahogaba

tus palabras, tu voz;

…perdóname por todo y por nada;

espérame…algún día

se volverán a retar

nuestras esencias de vida,

y cuando llegue ese instante…

no me huyas, …

puedes seguir aun en silencio

pero mírame fijamente,

abrázame tan fuerte

que mi alma se evapore

y pueda por fin ser la lluvia

que tantas veces prometí ser

para ti mi niña mujer,

convertirme por lo menos

en uno de los elementos

y dejar de imaginar estúpidamente

que soy todos a la vez

o parte de ellos

solo para calmar…

este dolor absurdo

que nos obligamos a vivir.

 

*

Abrázame tiernamente

traicionera soledad,

bésame dulcemente

cruel silencio,

acaricia mi piel

sutilmente feroz tiempo

en un rincón miserable

de este bosque del vacío,

excítame y hazme el amor

infame distancia

con tu dolor único de amar,

fantasmas asesinos!,

asquerosos amantes

de la tristeza atroz,

abrázame amante furtiva,

abrázame en todos tus sueños

en todos los que ya no aparezco,

abrázame como un ataúd

abraza tiernamente a un cadáver,

como un ataúd

que emula el amor cálido

y el dolor de una madre.

 

*

Cuanto amor desperdiciándose

en el lecho del vacío,

si la tristeza

no se vistiera de la muerte

sería la esposa perfecta,

si la soledad

no fuese promiscua

sería la amante perfecta,

si la vida no fuese inocente

yo no tendría alma, sentimientos,

jamás conocería al dolor,

me llenaría de orgullo

por ser el amante infiel

de las mujeres

del tiempo, destino y silencio,

pero, no es así,

y termino siendo

el ente mortal

al cual fácilmente

se puede manipular, engañar,

humillar y traicionar;

tantas lágrimas

del alma escapan, ya muchas

indiferentes al amor, al dolor;

la fuente del óbito

de tus sentimientos

se llena de las mismas,

más la lluvia del firmamento

la desborda

para alimentar ríos

de recuerdos que van a dar

al mar mordaz

que son tus caprichos,

egoístas sirenas

que con

sus embrujantes cantos

me mantienen naufrago

en esta tempestad liquida

que me roba el alma

y me azota a vivir

este triste papel

que dios me da

por medio de tu forma

cruel e infame de amar.

 

*

Luna sangrienta,

la oscuridad

me permite desflorar

tu cóncavo encanto

con mi convexo ser

y fálicos pensamientos,

así es el dolor

sobre el amor

que tengo por ti!,

agua que se escapa

de mis huesudas

y frías manos,

eres arena de desierto

que calcina mis pies

en el oasis

de esta estúpida

ironía por aun amarte

diosa furtiva.