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DiĆ³genes educa: Me duelen los pies por llegar el primero


Lejos de cualquier meta,  entre cuatro paredes góticas de una caseta, aparece sentado el nuevo Diógenes en una silla , desnudo de cintura para abajo, excepto en los pies, y con un abrigo de cintura para arriba. Está rodeado de un barril, una carretilla llena de  gomas de goteo y cajones de naranja. Su voz ahogada. En la mano lleva una pico loro.  Intenta como si esperara a Godot, quitarse los zapatos. La escena, la del eterno abandono, en la que se inicia un monólogo clavando la pico loro en el zapato.
No sé si podré quitarme los zapatos para poder escribir un poema.
( Gracias a su perecía de albañil, Diógenes consigue desprenderse del zapato, mira sus pies con pena)
Mis pies son testigos de tantas cosas que pasan estando quietos. Tengo entre los dedos tierra, polvo en los calcetines, grietas en los talones por los que cabría un gusano, y en mis ojos hay una colmena con cuya cera me tapo los oídos para que no me arrastren con su canto los corredores.
ah, los corredores del duatlón, por ellos se han cortado las calles de vall d´uixó.
 Al salir a pasear con mi carretilla al mercado de los pobres, pensé que alguien se había suicidado, y al preguntar a Platón que vi aplaudiendo en una barandilla , quién era  el muerto.
Con insolencia respondió:
 la idea  Diógenes, es cortar las calles para que pasen los corredores.
Pues han interrumpido como manifestantes bolcheviques  todo el trafico, dejando al pueblo detenido-  repliqué cuando vi llegar la policía local , y con la rueda desinchada y chirriando abandoné el lugar.
Al asomarme al alegría de la huerta,  me di con mis amigos el moro Mussa y el rumano Vladimir Dimitri, fregando cacerolas. Estaban muy contentos de rodillas en el suelo haciendo temblar la vergüenza sujetando con las manos las bandejas cargadas con su cabeza. Cantaban transportando licores amarillos a los últimos corredores, un grupo de perdidos a los que les decían:
 hoy vamos a forrarnos con propinas de estos desgraciados.
Junto a los últimos estaba el primero, con los pies escayolados y una medalla de su pecho, lloraba amargado:
tengo los pies reventados por llegar el primero, dos días he pasado caminando para ganar un trofeo.
Para que no me dieran trabajo el encargado, me fui con mi carretilla a pedir al mercado.
Más tuve que esconderme entre los arbustos, al ver a la alcaldesa predicando al pueblo con un bisturi en las manos para hacer una sangría entre los desempleados.
\"Hoy damos comienzo a una nueva económica y de disciplina\"
El concejal de empleo, empezó a lanzar al pueblo zapatillas, con la nueva consigna:
Si antaño fabricabamos zapatos,
ahora los gastamos.
Los últimos en llegar serán sacrificados.
Correr malditos
Muerte a los desgraciados.
 Angelillo de Uixó, otro modelo de sociedad que no desgaste los pies es posible.