Diego Nicolás García Contreras

No tengo un camino sino una frecuencia. (10)

Entro en una pantalla,

y mi,

recuerda muchas veces anteriores;

frecuencias determinadas por azares.

Se enciende la llama del cigarro
y en mi mente se prende una hoguera
para millones de indigentes,
iniciada por una neurótica minúsculidad 
que sale de la media
blandiendo una idea afilada como desparramante,
amenazando nacimientos,
anunciándolos.

asdasdasdasdasdasdasdasdasd
he visto tantas veces esas imágenes
y allí siguen latentes,
repeticiones me llaman
para componerme:

  no soy más 
solo canciones. 

verdes como tus ojos,
mentira!
se me cayó el piso encima.
turum!

No tengo un camino sino una frecuencia. 

((esto de escribir poesías... 
anuncia también melodías... 
y es de todos los días alejarme
del tono.)) 

Mandala.
antes ¿iba a ser más grande?
no es importante.

Seguro nos pasamos tardes 
en lo mismo.

aunque estemos lejos del centro de la matemática hermosura... 
()

(poner aquí una imagen)


Locura. 
arte al centro de la MÉDULA, de la cintura del verbo
conspiración a medias en una tarde nublada.

Me alejo , me elevo y me expando
aunque no lo creas.
 
Ojos atolondrados
aparecerán muchos días
y no serán suficientes.

Tu también tienes todos tus momentos
y es eso...
muletillas adornadas por dragones que como.

Enredaderas caen llenas de hojas,
semillas son ojos,
ojos rojos,
abiertos y cojos. 


Que cursi, 
en mi todo esto. 
Que cursi todo,
que romántica es la matemática.

Y en lo que me repito soy más yo. 
Y mi música interna se emociona
pero afloja. 
por las vueltas locas y consternantes en múltiples repeticiones (otra vez) 

cada vez más veloces (bum) 
cada vez más breves. 
*     *     *     *
*     *     *     * 


rugen aún en los sueños acalorados

(poner aquí ninguna conclusión.)
:)